El proceso de obtención y evaluación de agua subterránea para consumo humano implica varias etapas críticas, cada una diseñada para garantizar la calidad y potabilidad del recurso. Estas etapas incluyen:

• Perforación del pozo: Consiste en la excavación controlada hasta alcanzar las capas de agua subterránea. Este procedimiento requiere un análisis previo del terreno para determinar la ubicación óptima y garantizar la eficiencia del pozo.
• Instalación de la bomba de agua: Una vez perforado el pozo, se instala una bomba adecuada para extraer el agua de manera constante y eficiente, asegurando un suministro continuo para el uso planificado.
• Análisis químico de calidad del agua: El agua será considerada potable únicamente cuando cumpla con todos los estándares establecidos por normativas vigentes, como el Código Alimentario Argentino, que especifica valores máximos permitidos para una amplia variedad de parámetros.

Determinaciones esenciales: Para evaluar la calidad del agua, se analizan los siguientes aspectos fundamentales:

• Propiedades organolépticas: Color, olor y sabor.
• Parámetros fisicoquímicos: pH, turbiedad, dureza, hierro y manganeso, arsénico y flúor.
• Parámetros microbiológicos: Presencia de coliformes, Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa.

Evaluaciones adicionales: Además de los parámetros mencionados, dependiendo del origen del agua a tratar, será necesario analizar otros elementos, tales como:

• Metales pesados: Cadmio, plomo, zinc, entre otros.
• Componentes químicos: Sulfatos, detergentes, nitratos, etc.
• Presencia de pesticidas.

La correcta ejecución de estos análisis y el cumplimiento de los límites establecidos aseguran que el agua obtenida sea segura para el consumo humano, protegiendo la salud y el bienestar de la población.